En España el 76% de los niños de 11 a 14 años utiliza habitualmente WHATSAPP, desde sus propios terminales o desde los de sus padres. Así se desprende del reciente estudio realizado por el Centro de Seguridad de PROTEGELES en 2013, que será publicado a finales del presente año. Pero ¿Algún niño o sus padres saben lo que hace esta aplicación con su información personal?
España cuenta nada menos que con 20 millones de usuarios de WhatsApp. En el mundo la cifra se eleva ya a más de 300 millones de clientes, enviando mensajes, fotos, vídeos y grabaciones de voz varias veces al día. Según los datos que maneja la propia plataforma, cada usuario comprueba o atiende su WhatsApp 150 veces al día (¡!) Una de las principales razones por las que niños y adolescentes piden a sus padres un teléfono móvil es precisamente para poder utilizar este sistema de mensajería instantánea. “Whatsapear” se ha convertido en un sinónimo de hablar, y no hay adolescente que se precie que no lo utilice.
Pero WhatsApp ya no es sólo un sistema de mensajería. Se ha convertido en una verdadera red social, porque en eso lo han convertido sus millones de usuarios. Los adolescentes crean grupos, agregan a sus amigos e intercambian mensajes, enlaces, fotos, vídeos y archivos de voz. Muchos no encuentran la hora de apagar el terminal móvil por la noche, por si llega un último WhatsApp. Y del mismo modo, por la mañana, el ritual de levantarse implica encender el Smartphone y comprobar la llegada o no de nuevos mensajes. El 65% de los niños de 11 a 14 años participa en grupos de WHATSAPP.
En un principio, el hecho de que los menores de edad utilicen una aplicación móvil para mantener contacto con sus semejantes, para compartir mensajes o imágenes, o incluso para divertirse, no tiene nada de malo en sí mismo. Es evidente que la herramienta se puede utilizar también para acosar, amenazar, difundir calumnias, fotografías sin autorización, etc, y es la herramienta más habitual en los casos de sexting y difusión de fotografías que los menores no deberían hacerse nunca. Pero esto no puede achacarse a la herramienta en sí, sino al uso que algunos llegan a hacer de ella, tal y como sucede con internet.
No obstante, y ese es el motivo de este artículo, hemos de hacernos la siguiente pregunta: ¿qué sucede con todos esos mensajes, más privados y menos privados, que los niños se intercambian entre sí? ¿Qué sucede con las fotografías que se hacen y se envían unos a otros? ¿Alguien puede acceder a ellas? Pues lo cierto es que no lo sabemos… una de las principales críticas sobre la seguridad de Whatsapp es precisamente el desconocimiento que se tiene sobre si la compañía guarda copias de la información enviada, dónde se alojan y qué nivel de seguridad se aplica a esa información.
¿Se han leído ustedes, o los niños, las últimas condiciones de uso que cualquier usuario tiene que aceptar para seguir utilizando WhatsApp?
He aquí algunos de los permisos que otorgamos a WhatsApp:
1. Herramientas del sistema:
- Modificar los ajustes del sistema global: Permite a la aplicación modificar la configuración del sistema.
- Recuperar aplicaciones en ejecución: Permite que las aplicaciones recuperen información acerca de las tareas en ejecución.
2. Mensajes:
- Permite que la aplicación reciba y procese mensajes SMS.
3. Información personal:
- Escribir datos de contacto: Permite que una aplicación modifique los datos de contacto (dirección) almacenados en tu dispositivo.
- Leer datos de contacto: Permite que una aplicación lea todos los datos de contacto (dirección) almacenados en tu dispositivo.
4. Almacenamiento memoria SD:
- Modificar o eliminar contenido de la tarjeta SD.
5. Controles de hardware:
- Grabar audio. Permite que la aplicación acceda a la ruta de grabación de audio.
6. Llamadas telefónicas:
- Permite a la aplicación acceder a las funciones telefónicas del dispositivo. Una aplicación con estos permisos puede determinar el número de teléfono, si una llamada está activa, el número al que está conectada la llamada y funciones similares.
7. Servicios con coste:
- Permite que la aplicación envíe mensajes SMS.
- Llamar a números de teléfono directamente: Permite que la aplicación realice llamadas a números de teléfono sin su intervención.
¿No son estas condiciones marcadamente abusivas? Pero además aquí debemos plantearnos otra cuestión: según la legislación española un niño con menos de 14 años no puede autorizar a que alguien obtenga sus datos personales. Ni puede autorizar a que se obtengan fotografías suyas. Esto sólo puede hacerse con la previa autorización de los padres. Es decir, las autorizaciones que conceden los niños menores de 14 años no son válidas…
Al margen de esta cuestión, la Oficina del Alto Comisionado de Privacidad de Canadá (OPC) y la Oficina Holandesa de Protección de Datos, en un informe conjunto publicado el pasado mes de enero, han señalado que la aplicación viola las leyes de privacidad, ya que los usuarios tienen que facilitar el acceso a todos los números de teléfono de su agenda, incluyendo tanto a los usuarios como los no usuarios de la aplicación.
CONCLUSION: es muy difícil que los menores que ya utilizan smartphones dejen de utilizar una aplicación que les permite comunicarse de una forma tan sencilla, inmediata y prácticamente gratuita. Por esta razón es necesario también educarles y advertirles sobre la privacidad de sus conversaciones y de las imágenes que envían por WhatsApp Realmente, tanto adultos como menores de edad, si van a utilizar WhatsApp deberían actuar como si sus conversaciones fueran públicas. Deberían actuar como si sus fotografías fueran a ser vistas por terceros a los que no conocen de nada, y como si la información que allí vuelcan fuera a salir del entorno meramente privado. Los menores deben cuidar lo que dicen cuando utilizan estos sistemas de mensajería. Y deben evitar reproducir y enviar determinados datos. Deben también cuidar las imágenes que envían. Es más: deberían, unos y otros, recordar que en realidad están dando permiso a alguien que no conocen para que acceda a su lista de contactos, a sus mensajes, a las fotos que envía, etc.
Y por último, es interesante también que los menores borren con cierta regularidad sus conversaciones y fotografías, ya que en caso de pérdida o robo del terminal es impresionante la cantidad de información personal a la que otros podrán tener acceso…